Gonzalo Cordero: ¿Hay algún momento de la novela que se te haya agarrado al estómago especialmente?
C.L.: Quizá porque lo tengo reciente de la película de 2011 de Michael Fassbender, diría que el momento de las niñas. Cuando muere Helen, la amiga de Jane, se me parte el corazón. Es que lo que le pasa Jane Eyre es muy tremendo, teníamos la coña de “¡qué más le puede pasar a esta mujer!”.
G.C.: Y todo eso que le pasa es capital en el mundo de la literatura, sobre todo por la vertiente de abrir espacios a la mujer tanto desde la autoría como desde la trama.
C.L.: Sí, no había leído la novela pero sabía que era un referente feminista. Quizá a día de hoy no la catalogaría tanto como feminista, creo que es más por el contexto en que se escribió. Jane Eyre, escrita hoy, o
k, claro que tiene su punto de libertad de la mujer, pero es que en ese momento histórico tiene muchísimo más valor.
G.C.: Para las lectoras de la época, ver que se podía soñar con cosas hasta entonces inaceptables debió ser totalmente disruptivo.
C.L.: Y no solo a soñar, sino a actuar en consecuencia, que es lo más admirable de
Jane Eyre. La fantasía siempre es un mecanismo de evasión de la realidad, pero llevarlo al siguiente nivel, al plano de la actuación, es realmente admirable para el momento en que se escribe. (
Translation)
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